La integridad nos permite mantener de forma sostenible un entorno al que todos estemos orgullosos de pertenecer y dignifica nuestra actividad profesional.
Nuestro Código Ético está diseñado para guiar nuestro comportamiento en nuestro día a día.
El crecimiento empresarial y el mantenimiento de unos elevados niveles de exigencia en cuanto a gestión y cumplimiento de las normas son elementos que se refuerzan mutuamente.
La construcción de la confianza en la sociedad es una tarea lenta que requiere un esfuerzo continuado. Todos nosotros somos responsables de proteger el buen nombre de nuestra empresa.
Para ello, debemos actuar con honestidad y tratar a cada uno de nuestros colaboradores internos o externos, a nuestros clientes, socios y proveedores de manera justa y honesta.
Estamos seguros de contar con vuestro compromiso y con todo vuestro apoyo para conseguir que Fundación KAF se convierta en una empresa de futuro, fundada en los valores fundamentales que se recogen en el Código Ético.
Todos somos responsables de nuestros actos y de sus consecuencias. En Fundación KAF nos preocupamos los diferentes tipos de impactos en los que podemos incurrir, frente a modelos anteriores en los que la productividad y la rentabilidad eran casi los únicos modos de medir el rendimiento
De esta forma, consideramos que una organización es socialmente responsable cuando en su proceso de toma de decisiones se valora el impacto de sus acciones en su entorno, como en las comunidades, en los trabajadores y en el medio ambiente, incorporando sus intereses en sus procesos y resultados.
A esta forma de orientar la gestión se la conoce como Responsabilidad Social Corporativa
Todas las actividades empresariales tienen un impacto sobre el medio ambiente, desde la obtención de materias primas hasta la distribución de los productos, pasando por su fabricación. Para ser responsable en este aspecto, es preciso optimizar en lo posible los recursos utilizados y tratar de minimizar el impacto con, por ejemplo, medidas de ahorro energético.
Las empresas están enmarcadas en un entorno social y comunitario que se puede beneficiar con su actividad si estas toman conciencia de su importancia. Si las empresas contribuyen al desarrollo positivo de las comunidades en las que se encuentran, también se verán beneficiadas: mejora su imagen pública, su prestigio comunitario se incrementa y su entorno social más inmediato se torna en un sólido aliado.
Los clientes son uno de los actores más directamente afectados por la actividad empresarial. Es responsabilidad de estas mantener estándares de calidad en sus productos y servicios, aportando políticas de transparencia para que el mercado tenga plenas garantías de ello.
Detrás de las empresas, ante todo, existen personas. Medidas encaminadas a conciliar el trabajo y la familia, ofrecer cursos y actividades de formación, reducir las horas extra o mantener un trato cordial y respetuoso en todos los aspectos son medidas empresarialmente responsables.
"En los próximos años, un enorme numero de las tareas de procesamiento de información estarán a cargo de los grandes centros de datos situados y llevados a cabo a través de Internet.
La naturaleza y las economías de la informática se modificará de forma tan dramática como la naturaleza y como la economía de la energía mecánica ha cambiado con el surgimiento de empresas de electricidad en los primeros años del siglo pasado.
Las consecuencias para la sociedad, por la forma en que vivimos, trabajamos, aprendemos, nos comunicamos, nos entretenemos, promete ser igualmente profundo. Si el dínamo eléctrico ha sido la máquina de moda de la sociedad del siglo XX -que nos ha hecho lo que somos- el dínamo información es la máquina que va a la moda de la nueva sociedad del siglo XXI "
Nicholas Carr “The Big Switch—Rewiring the World from Edison to Google”